Estamos ante un desierto blanco, vasto, virgen, rebosante de vida situado en el que podríamos llamar el fin del mundo. Majestuosas montañas se levantan desde el mar helado, cubiertas de espesa nieve. Los glaciares se arrastran por el paisaje, agrietando y desprendiendo icebergs a lo largo de la costa. El silencio solo se rompe con el ruido de los pingüinos concentrados en sus ritos de apareamiento, las salpicaduras de las focas cortejando y el sonido del hielo que se desmorona. A parte de los pingüinos, en la Antártida viven otras 46 especies de aves. Estamos seguros de que durante estos días charranes, petreles y págalos captaran tu atención.

Durante los siete días que pasaremos en las islas Shetland del Sur y la Península Antártica, es probable que desembarquemos en varios lugares, lo que te permitirá experimentar la vida salvaje y los paisajes de la región en primera persona. El Equipo de Expedición liderará los embarques y ya en tierra marcará un perímetro para que puedas moverte libremente en él. Así mismo también dirigirá la navegación por el hielo a bordo de nuestras lanchas neumáticas para poder contemplar icebergs y glaciares con seguridad. Podrás escoger entre una gran variedad de actividades opcionales, desde kayak hasta excursiones en el hielo o acampar y pasar una noche en tierra. Te animamos a participar en los proyectos de Ciencia Ciudadana como por ejemplo fotografiar ballenas o recoger muestras. Al subir tus fotos en una base de datos globalizada contribuirás en los estudios de patrones de migración y microbiología de científicos de todo el mundo. Además, el estudio de las muestras en el Centro de Ciencias te permitirá entender mejor el frágil ecosistema de la Antártida.

Tal y como se describe en el Tratado Antártico, la Antártida está dedicada a la paz, la ciencia y el turismo y por ello seguimos unas pautas ambientales muy estrictas. En el continente helado nosotros somos el elemento extraño así que es importante que nuestra presencia tenga el mínimo impacto posible. Fauna y flora antárticas están acostumbrados al hielo y al frío, pero no a nuestra presencia. ¡Dejemos solo huellas y cojamos solo fotografías! En muchas de las zonas que visitamos llegamos incluso a borrar nuestras huellas para evitar que los pingüinos caigan en ellas y queden atrapados. Como embajadores de la Antártida queremos que los futuros exploradores puedan disfrutar de la misma experiencia que has tenido tu cuando les llegue el momento de descubrir este prístino continente.